Alexander Francis Horn

 

Alexander Francis Horn (1929 – 2007), director teatral, actor y dramaturgo, fue un maestro del sistema para despertar del Cuarto Camino en los sesenta y setenta. Asistió a la Universidad de Chicago, donde comenzó a trabajar con grupos teatrales. Con uno de ellos visitó a Rodney Collin, que se había trasladado a México luego de la muerte de P.D. Ouspensky, el discípulo de Gurdjieff, en 1947. En los sesenta, Alex estuvo afiliado a la Gurdjieff Foundation [Fundación Gurdjieff] de Nueva York. En 1960 fue a Inglaterra y visitó al grupo Coombe Springs, dirigido por J.G. Bennett, uno de los primeros discípulos de Gurdjieff. Hacia 1965 ya había establecido su primer teatro, “The Everyman Theater” [“El teatro del hombre común”], en San Francisco.

Alex Horn creó una serie de obras teatrales centradas en la interpretación esotérica de eventos de actualidad, como los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King. Sus obras apuntan a los significados internos de eventos externos, incluso en una escala cósmica. En su prefacio a sus obras de teatro escribió:

En The Idea of the Theatre [La idea del teatro], Francis Ferguson afirma que ha habido tres grandes teatros en la tradición occidental:  el griego, con Esquilo y Sófocles; el isabelino, con Shakespeare; y el medieval, con Dante (tomado como teatro).  Los tres fueron teatros cósmicos. Todos los teatros desde Shakespeare en adelante han sido perspectivas parciales. 

El espejo se ha resquebrajado, ese gran espejo del Hombre que en Hámlet se expone al mundo para revelar la totalidad de las múltiples facetas en varios niveles de Hombre, el microcosmos que refleja su sociedad entera y el gran mundo, el macrocosmos. Este espejo del hombre está roto en pedazos ahora, en tantos pedazos como los diversos teatros que existen hoy día. En consecuencia, para que ocurra la restauración del teatro cósmico debe haber una restauración del hombre. El hombre, caído en la multiplicidad, debe ser restaurado a su unidad original. El gran trabajo de los teatros cósmicos del pasado— la Orestíada, la trilogía de Edipo, de Sófocles; Hámlet, El rey Lear, La tempestad, La Divina Comedia— contiene la psicología del desarrollo del hombre, desde la multiplicidad hasta la unidad, y es, de hecho, la restauración de la divinidad del hombre. Esta es su evolución.

Uno de sus estudiantes ha evocado a Alex Horn de esta manera: “Su comprensión de los Dioses era inmediata y personal, como lo vemos en sus obras de teatro. Su lenguaje dramático recibió la influencia de la Biblia del rey Jaime, de la poesía de Rilke, T.S. Eliot, Yeats y Shakespeare. Veía la probabilidad de la posible evolución del hombre, pero también la de la terrible destrucción del espíritu del hombre en la edad moderna. La dicotomía de ambos lados del hombre, el angélico y el demoníaco, y la ruptura en el área de desempeño del hombre a medida que se alza para tomar responsabilidad total por su existencia planetaria— tener que elegir entre los papeles de sacerdote y rey— constituyen la clave de la lucha dramática en sus obras”.

En los setenta, Alex trasladó su teatro al centro de San Francisco con el nuevo nombre de “The Theater of All Possibilities” [“El teatro de todas las posibilidades”].

Durante el funeral de Alex se leyeron estas palabras de homenaje:

“El espíritu prometeico de un hombre, a través de innúmeras edades, bregó para romper el abrazo fatal de la Tierra que nos ha mantenido encadenados a la rueda de la vida, prisioneros de una gravitación que nos niega la gracia del Cielo. Pero somos niños del mundo estelar y ni siquiera nuestra madre, la Tierra, ha de apartarnos de nuestro derecho de nacimiento”.